Un hombre iba por un camino, con un pesado saco de patatas sobre su espalda, caminaba lento y sufridamente. Dios, que lo veia, le preguntó: "¿hacia dónde vas con ese saco de patatas?". El hombre miró hacia el cielo y le respondió, insolentemente: "¿por qué me lo preguntas si Tú lo sabes todo?". Y siguió su camino.
En otro lugar, alejado de allí, otro hombre iba cargando una carretilla llena de ladrillos. Dios, que lo veía, le preguntó: "¿hacia dónde vas con esa carretilla?". El hombre respondió: "voy al pueblo". Dios le dijo: "¿quieres que te ayude con esa carga?". El hombre le contestó: "Puedo solo".
En otro lugar, un hombre iba cargando un montón de leña atada con una cuerda. Dios, que lo veía, le dijo: "¿hacia dónde vas con esa leña?". El hombre le respondió: "la llevo a mi casa al otro lado de ese cerro". Dios le dijo: "¿quieres que te ayude?". El hombre accedió y Dios le tomó la cuerda y cargó la leña. Poco habían caminado, cuando el hombre le quitó la leña a Dios y la volvió a cargar él mismo. Dios siguió caminando a su lado y un kilómetro más adelante, el hombre se la volvió a entregar para que Dios la cargara nuevamente, pero más adelante, el hombre se la volvió a quitar y la cargó nuevamente y asi siguió a lo largo del camino.
En otro lugar muy lejos de allí, otro hombre iba por un camino llevando un pesado saco de arena. Dios lo veía y le dijo: "¿hacia dónde vas con ese saco de arena?" El hombre respondió: "tengo que llevárselo a mi patrón que vive a 5 km. de aquí". Le dijo Dios: "¿quieres que te ayude?". El hombre sonrió y le dijo: "!Oh, sí Señor, yo ya no puedo con esta carga¡", y se la entregó. Siguieron caminado y el hombre le iba contando a Dios alegremente de su vida, de su familia, de su trabajo, le hacía preguntas y le pedía opiniones. El hombre y Dios, conversando, llegaron a su destino. El hombre ni se había acordado más de su carga, el Señor mismo cumplió la encomienda de entregársela al patrón de aquél hombre. El hombre agradeció mucho la ayuda y el Señor le dijo: "no te dejaré ni te desampararé, siempre que me necesites estaré contigo".
¿Con cual de estos cuatro hombres te identificas? ¿Eres como el primero que cuando tiene problemas, no toma en cuenta a Dios? ¿O Eres como el segundo, orgulloso, soberbio, que no acepta la ayuda de nadie? O ¿eres como el tercero, que entrega su carga a Dios, pero su Fe es escasa y decide volver a cargarla él mismo? ¿O eres como el cuarto hombre, que mantiene una buena relación con Dios y humildemente y con alegría acepta su ayuda y se olvida de su carga, al punto que El ya no tiene que preocuparse mas por esa carga?
Quizas cuando estas en problemas acudes a Dios, le pides, le lloras, pero no sueltas tu carga, sigues soportando y sufriendo, en constante afán, solo cuando voluntariamente le entregamos esa carga Él la tomara y la cargará sobre sus hombros...
Sigue el ejemplo del cuarto hombre, mantén una buena relacion con Dios, deja que Él te ayude con toda tu carga y descansa en Él, esto quiere decir que ya no vas a seguir angustiado, porque tu problema está en sus manos, ya no vas a sentir su peso, porque ese peso lo esta llevando Dios por ti.